Trastorno gastrointestinal, que no te pase
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Con base en síntomas agrupados por región anatómica, la identificación de los 53 tipos de trastornos funcionales gastrointestinales (TFI) que afectan al ser humano a lo largo de su vida.
De acuerdo con el estudio “trastornos funcionales intestinales del niño al adulto, del Biocodex Microbiota Institute (BMI)”, los TFI pueden manifestarse desde el comienzo de la vida y, aunque las patologías varían en función de la edad, siempre van acompañadas por una marcada implicación de la microbiota intestinal, especialmente en el caso del síndrome del intestino irritable (SII).
Con una prevalencia estimada entre 5% y 28%, en el recién nacido, el principal TFI es el cólico del lactante, cuya fisiopatología es mal conocida, aunque se sabe que podría tener su origen en la microbiota, lo que podría propiciar el desarrollo de nuevas estrategias terapéuticas que complementen los tratamientos actuales, así como las medidas que se adoptan en materia de alimentación, entre las que destaca el uso de probióticos.
En el caso de niños y adolescentes, los dolores abdominales funcionales son uno de los síntomas más frecuentes, con una prevalencia de 13.5%.
Caracterizados por molestias como incomodidad, diarrea, estreñimiento, náuseas, flatulencias y /o distensión, en numerosos casos estos dolores son ya consecuencia del SII, caracterizado por una menor diversidad de la microbiota intestinal.
A pesar de ser el TFI más frecuente en niños, este síndrome sigue siendo mal conocido. De hecho, la mera percepción del mismo, varía significativamente según los estudios y países considerados: mientras que Estados Unidos su prevalencia se calcula en 5.1%, en Turquía la cifra se eleva a 22.6%, pasando por un rango de 2.8% a 25.7% en algunos países asiáticos. Para su atención, la utilización de probióticos también constituye una opción terapéutica prometedora.
En población adulta, los TFI más referidos son la diarrea funcional, las flatulencias, el SII y el estreñimiento funcional. Al igual que en niños y adolescentes, sus causas no resultan del todo claras.
En el caso del estreñimiento crónico, se calcula una prevalencia de entre 2% y 20%, generalmente acompañada de desequilibrio en la microbiota intestinal.
Percibidos como vergonzosos en numerosas culturas, los TFI se consideraron por mucho tiempo como parte de la vida privada y fueron relacionados con el estrés y las emociones más que como un trastorno orgánico fácilmente identificable.
Hoy, además de contar con más información acerca de sus causas y afectaciones al organismo, los especialistas también consideran factores psicosociales para su atención. Es en ese contexto en el que se estudia la microbiota intestinal en busca de nuevos tratamientos, entre los que los probióticos se perfilan como una opción viable en cada una de las etapas de la vida de quienes padecen este tipo de trastornos.