La intolerancia a la lactosa puede desarrollarse a cualquier edad
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Algunas personas pasan toda su vida consumiendo lácteos sin mayores preocupaciones. Sin embargo, al pasar de los años, comienzan a tener problemas cuando los toman. ¿Es posible desarrollar intolerancia a la lactosa en la adultez?
El Dr. Rohit Divekar, de Enfermedades alérgicas de Mayo Clinic afirma que la intolerancia a la lactosa no es una verdadera alergia y puede desarrollarse a cualquier edad.
En algunos casos, la intolerancia a la lactosa puede desencadenarse por otra enfermedad, como la enfermedad de Crohn (enfermedad inflamatoria intestinal crónica); mientras que en otros, se desarrolla sin ninguna causa específica subyacente. Sin embargo, siempre es necesario acudir al médico para confirmar el padecimiento.
No es una alergia: te falta una enzima
La intolerancia a la lactosa deriva de un problema con el carbohidrato lactosa, que es un tipo de azúcar presente en los productos lácteos. Cuando uno ingiere productos lácteos, las enzimas en el intestino delgado digieren la lactosa para que el cuerpo pueda producir energía. A las personas con intolerancia a la lactosa les falta en el cuerpo una cierta enzima, conocida como lactasa. Cuando esas personas ingieren productos lácteos, el cuerpo no tiene manera de descomponer la lactosa. Eso conduce a la fermentación del azúcar en los intestinos y desencadena síntomas, tales como diarrea, náuseas, cólicos abdominales, hinchazón del estómago y gases.
A veces, la intolerancia a la lactosa se desarrolla cuando el intestino delgado produce menos lactasa después de una enfermedad, una lesión o una cirugía que involucra al intestino delgado. Eso se llama intolerancia secundaria a la lactosa. Entre las enfermedades relacionadas con este tipo de intolerancia a la lactosa están la enfermedad celíaca (una reacción inmunológica anormal al gluten, la proteína que se encuentra en el trigo, la cebada y el centeno), el sobrecrecimiento bacteriano y la enfermedad de Crohn. El tratamiento del trastorno subyacente puede restablecer los niveles de lactasa y mejorar los síntomas.
Más común que la intolerancia secundaria a la lactosa es la intolerancia primaria a la lactosa. Las personas que la desarrollan empiezan su vida produciendo niveles normales de lactasa, lo cual es muy necesario para los recién nacidos que obtienen toda su nutrición de la leche. A medida que los niños remplazan la leche con otros alimentos, la producción de lactasa generalmente disminuye, pero permanece suficientemente alta para digerir la cantidad de lácteos contenida en la dieta de cualquier adulto.
En la intolerancia primaria a la lactosa, en algún punto, la producción de lactasa desciende por debajo de lo normal debido a razones poco claras. Luego, la baja cantidad de lactasa dificulta la digestión de los productos lácteos y conduce a los síntomas antes mencionados.
El médico puede confirmar el diagnóstico de intolerancia a la lactosa con un examen clínico. El que generalmente se usa es la prueba de tolerancia a la lactosa, la cual valora la reacción corporal a una dosis de lactosa. Después de que usted consume una bebida con lactosa, se le extrae una muestra de sangre para medir los niveles de la glucosa. Si el nivel de glucosa no aumenta, eso significa que su cuerpo no digiere ni absorbe adecuadamente la lactosa.
Alternativamente, se puede usar otro examen llamado prueba de hidrógeno en el aliento. Este examen también requiere consumir una bebida con niveles elevados de lactosa, a partir de lo cual el médico mide la cantidad de hidrógeno en el aliento. Normalmente, se puede detectar muy poco hidrógeno; pero cuando el cuerpo no digiere la lactosa, la reacción de fermentación en el colon libera hidrógeno y otros gases. Los intestinos absorben esos gases y la persona los exhala. Las cantidades de hidrógeno mayores de lo normal medidos con este examen sirven de señal de que el cuerpo no digiere ni absorbe completamente la lactosa.
Si usted sufre de intolerancia a la lactosa, es bueno que sepa que no existe una cura para este padecimiento, por lo que los pacientes deben aprender a vivir con él. La forma más eficaz para encuentren alivio a los síntomas es disminuyendo la cantidad de productos lácteos que ingieren. Se recomienda el consumo de productos lácteos con niveles reducidos de lactosa o sin lactosa, y tomar un suplemento de la enzima lactasa.
Si los resultados del examen no apuntan hacia una intolerancia a la lactosa, el médico puede recomendar más pruebas para otras afecciones capaces de provocar los mismos síntomas, tal como la alergia a la leche, los trastornos intestinales u otros problemas en el tracto digestivo.