Hambre emocional y el efecto en la salud

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En la búsqueda de un estilo de vida más saludable, las personas procuran establecer hábitos que fomenten el bienestar físico, mientras fijan metas alcanzables que proporcionen logros tangibles a lo largo del año. Uno de los desafíos comunes enfrentados en este viaje es el hambre emocional, una conexión directa entre las emociones y la alimentación.

Este fenómeno no solo impacta la salud física, sino que también puede obstaculizar los esfuerzos por alcanzar objetivos específicos.

"El hambre emocional se manifiesta cuando se come de manera compulsiva, no en respuesta a una necesidad fisiológica real, sino impulsada por factores emocionales. Cuando esta conducta se convierte en una rutina, puede dar lugar a serias consecuencias físicas, entre las cuales destaca la posibilidad de desarrollar obesidad", dijo La Dra. Fátima Margarita Rodríguez Dávila, endocrinóloga y especialista en obesidad.

Desde su punto de vista, controlar el hambre emocional se presenta como un desafío considerable que no se reduce simplemente a la fuerza de voluntad. Las prácticas alimenticias asociadas a emociones a menudo son mecanismos arraigados de afrontamiento ante situaciones difíciles, proporcionando consuelo instantáneo, por tanto, abordar estas complejidades requiere enfoques personalizados y estratégicos que vayan más allá de simplemente apelar a la fuerza de voluntad, abarcando una comprensión integral de las motivaciones y la implementación de tratamientos específicos para cambiar este impulso.

Una realidad innegable es que México enfrenta una crisis de obesidad. Según la Federación Mundial de Obesidad, en 2022, México ocupó el quinto lugar en obesidad en el mundo, y las proyecciones indican que para 2030, aproximadamente el 36.8% de la población adulta en México podría padecer este trastorno, lo que equivale a más de 35 millones de personas.

"La obesidad representa un problema considerable para la salud pública. Abordar  este problema implica realizar cambios significativos en los patrones alimenticios y emocionales", expuso.

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Pero, ¿cuáles podrían ser estos cambios a largo plazo que ayuden a alcanzar la meta de mantener un peso saludable? La especialista comenta que la pérdida de peso debe ser gradual, y para esto nos comparte algunas sugerencias: 

  • Metas realistas: priorizando cambios sostenibles en lugar de soluciones rápidas. Buscar la asesoría de profesionales de la salud, que pueden proporcionar orientación personalizada para establecer un plan de pérdida de peso gradual y sostenible.
  • Condición física: no se trata únicamente de involucrarse en un deporte o realizar actividad física de manera intensa. Incorporar también pequeñas modificaciones en la rutina diaria para mejorar la salud general, como utilizar menos el auto, tomarse un momento para hacer estiramientos, andar en bicicleta, etc. pueden ser ajustes que marquen la diferencia al buscar un estilo de vida más activo y equilibrado.
  • Atención multidisciplinaria: es fundamental acercarse a profesionales de la salud que, a través de una terapia farmacológica, ayude a controlar el hambre emocional, para alcanzar las metas de pérdida de peso.
Modificado por última vez enViernes, 05 Enero 2024 07:33

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