Mayor edad, factor de riesgo cáncer de piel metastásico

Destacado Ashani Weeraratna. Ashani Weeraratna.

Newswise: Los cambios relacionados con la edad que hacen que la piel se endurezca y se vuelva menos elástica también pueden contribuir a tasas más altas de cáncer de piel metastásico en personas mayores, según una investigación realizada por investigadores del Johns Hopkins Kimmel Center.

El estudio, publicado el 12 de marzo en Nature Aging, muestra que una mayor rigidez en la piel envejecida aumenta la liberación de una proteína llamada ICAM1. Los niveles elevados de ICAM1 estimulan el crecimiento de vasos sanguíneos en el tumor, ayudándolo a crecer. También hace que los vasos sanguíneos tengan “fugas”, lo que permite que las células tumorales escapen y se propaguen por todo el cuerpo más fácilmente.  

"A medida que envejecemos, la rigidez de nuestra piel cambia. Eso no sólo tiene implicaciones físicas, sino que también tiene implicaciones de señalización y puede provocar un aumento en el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos o una alteración de la función de los vasos sanguíneos", explica Ashani Weeraratna, director asociado de investigación de laboratorio en el Centro Oncológico Kimmel y profesor de oncología en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. 

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El melanoma es la forma más mortal de cáncer de piel, según la Melanoma Research Foundation. En 2024, se espera que más de 200 mil estadounidenses sean diagnosticados con melanoma. Los pacientes mayores tienen más probabilidades de contraer melanoma y morir a causa de él que los pacientes más jóvenes. Experimentan más recurrencias después del tratamiento y es más probable que sus tumores se diseminen o hagan metástasis a otras partes del cuerpo.  

El laboratorio de Weeraratna se centra en cómo los cambios relacionados con la edad ayudan a que los tumores de melanoma se propaguen y resistan las terapias contra el cáncer. 

Investigaciones anteriores realizadas por Weeraratna y su equipo han demostrado que una proteína llamada HAPLN1 ayuda a mantener la estructura de la matriz extracelular, una red de moléculas y minerales que brindan soporte estructural para mantener la piel flexible. A medida que las personas envejecen, liberan menos HAPLN1, lo que hace que la piel se ponga rígida.  

El nuevo estudio muestra que la reducción de HAPLN1 aumenta indirectamente los niveles de ICAM1 al provocar rigidez, lo que altera la señalización celular. El aumento de ICAM1 contribuye a la angiogénesis, o el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos que suministran nutrientes a los tumores y les ayudan a crecer. Los vasos sanguíneos también tienen más fugas, lo que facilita que las células tumorales escapen del sitio inicial del tumor y se diseminen a áreas distantes del cuerpo.  

Sin embargo, el tratamiento de ratones mayores con melanoma con medicamentos que bloquean ICAM1 previene estos cambios, reduce el tamaño de sus tumores y reduce la metástasis, demostraron Weeraratna y sus colegas. Ahora están estudiando las actividades de ICAM1 para desarrollar formas más precisas de atacarlo con fármacos, lo que podría conducir a nuevos enfoques para el tratamiento de personas mayores con melanoma.  

Los descubrimientos también podrían conducir a nuevos enfoques para tratar otros cánceres relacionados con la edad. Las terapias anteriores dirigidas a los factores de crecimiento que contribuyen a la angiogénesis han fracasado en muchos tipos de tumores, incluido el melanoma. Pero ICAM1 proporciona un nuevo objetivo prometedor.  

"Sabemos que la angiogénesis relacionada con la edad es importante en muchos cánceres diferentes y en múltiples aspectos de la salud y la enfermedad", dice Weeraratna. 

Aprender más sobre ICAM también podría tener implicaciones importantes para comprender la cicatrización de heridas en adultos mayores. La angiogénesis es esencial para curar heridas no sólo en la piel, sino también en el sistema cardiovascular y el cerebro, añade Weeraratna. 

Como resultado, los descubrimientos del laboratorio podrían tener implicaciones importantes para comprender los cambios relacionados con la edad que pueden contribuir a enfermedades cardiovasculares o accidentes cerebrovasculares. 

Los coautores del estudio fueron Gloria E. Marino-Bravante, Alexis E. Carey, Laura Hüser, Agrani Dixit, Vania Wang, Supeng Ding, Rahel Schnellmann, Luo Gu y Yash Chhabra de Johns Hopkins. Otros autores eran de la Universidad de Pensilvania y la Universidad de Duke.  

Modificado por última vez enMiércoles, 13 Marzo 2024 06:12

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