Bonos de Carbono, ¿solución o negocio?

En este pacto, varios países se comprometieron a reducir sus emisiones, entre ellos México, quien adquirió el compromiso de disminuirlas en 22% para el 2030.  Pero el camino no está fácil.

El plan (que deben seguir los gobiernos) consiste en que sea medible la huella de carbono de las empresas respecto a sus actividades, para que se les pueda premiar o multar dependiendo la cantidad de sus emisiones, por lo que se creo la siguiente fórmula: 

1 crédito de compensación equivale a 1 tonelada de Dióxido de Carbono (CO2), la cual deberá ser reducida, evitada o absorbida.

Existen cuatro tipos de bonos de carbono: certificados de reducción de emisiones, montos asignados anualmente, unidades de reducción de emisiones y unidades de remoción de emisiones. La obtención es mediante la asignación de la autoridad o el intercambio entre empresas.

También puedes leer. Reforma laboral y el camino de los ODS. https://revistafactorrh.com/opinion/item/6850-reforma-laboral-y-el-camino-de-los-ods

Aunque es una gran herramienta, y se busca que con estos puedan cumplirse las metas de la agenda 2030, las lagunas que siempre existen en el ámbito jurídico no se hicieron esperar.

Y es que la flexibilidad de poder intercambiarlos con quienes no llegan a generar la cantidad que establece su Derecho de Emisión o la Compensación de Carbono, a través de créditos de carbono, generan irregularidades en esta práctica. 

Basta crear proyectos sustentables que se revisen y acepten por algunas organizaciones, para poder ser ahora quien comercialice estos créditos. Y ahí, en este rubro, las autoridades ambientales tienen mucha tarea por hacer.

El autor (a) es abogada con diplomado en legislación ambiental.

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