Sin berrinches a la hora de comer
A medida que van creciendo, los niños pequeños se vuelven más independientes y comienzan a tornarse más caprichosos en lo que respecta a los alimentos. Es muy común que empiecen a despreciar alimentos que les encantaban o que su apetito cambie drásticamente de un día para el otro. Después de los 2 años, el ritmo de crecimiento se reduce un poco, lo que por lo general redunda en una disminución del apetito y en torno a esta edad los niños empiezan a advertir que rehusarse a comer constituye un arma poderosa y una buena forma de llamar la atención.
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