Obesidad y su relación con el cáncer de próstata
- Escrito por Redacción
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En el marco del Día Mundial de la Obesidad, que se conmemora cada 4 de marzo, especialistas en oncología plantearon la importancia de adoptar medidas para prevenir el sobrepeso, ya que constituye un factor de riesgo para el desarrollo de diferentes tipos de cáncer, entre ellos el de próstata.
La obesidad también representa un elemento de retraso para el diagnóstico, debido a que el exceso de tejido adiposo que rodea a la glándula prostática puede alterar la confiabilidad de los análisis correspondientes para la detección oportuna.
En México, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2018-2019, el sobrepeso y la obesidad afectan a más del 75% de las personas. Estas cifras colocan al país en segundo lugar a nivel mundial en obesidad adulta, circunstancia que aumenta la incidencia de cáncer de próstata (CaP), considerada la primera causa de muerte por cáncer en hombres.
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“El CaP suele diagnosticarse tardíamente en hombres con obesidad debido a que, el exceso de tejido adiposo, dificulta la detección del tumor cuando se recurre a la exploración rectal y del mismo modo, influye en la credibilidad de los exámenes de diagnóstico complementarios, como el Antígeno Prostático Específico (PSA), análisis que mide la concentración en sangre de la proteína producida por las células normales así como por las células malignas de la glándula prostática”, dijo el doctor José Athié Rubio, líder médico del área terapéutica de Hemato-Oncología de Sanofi.
El experto añadió que diversos estudios internacionales han demostrado que los hombres con obesidad tienen menor concentración sérica de Antígeno Prostático Específico (PSA) en comparación con aquellos que poseen un peso normal. Por consiguiente, los bajos niveles de este indicador en hombres con sobrepeso podrían ocultar el diagnóstico de un CaP.
La mayoría de quienes aumentan de peso, lo hacen a expensas de tejido adiposo, conocido también como grasa. Ahora bien, anatómicamente, la próstata es un órgano separado por una cápsula fibrosa, rodeada de tejido adiposo, mismo que en una persona con obesidad es mayor, dándose las condiciones que propician el desarrollo del cáncer.
De acuerdo con un estudio en Europa, este tejido adiposo peri prostático, no solo favorece la progresión de tumores, sino que además potencia una serie de genes implicados en la agresividad de los mismos.
En etapas avanzadas de la enfermedad, la primera línea de tratamiento en CaP suele ser la terapia hormonal; sin embargo, en algunos casos, los pacientes dejan de responder a esta, momento en el que se considera la quimioterapia como segunda línea terapéutica. “Y es aquí donde los médicos nos enfrentamos a un problema adicional, el miedo de los pacientes a someterse a quimioterapia ya que existe la creencia de que es tóxico o tiene múltiples efectos secundarios”, afirma el Dr. Athié.
Actualmente, la quimioterapia se acompaña de otros medicamentos que reducen significativamente los efectos no deseados, como las náuseas, la diarrea o la pérdida de cabello. “Con este apoyo terapéutico, los beneficios de la quimioterapia son mayores en los pacientes y el escenario ideal es iniciar el tratamiento antes de que las células cancerígenas hayan mutado demasiado” agrega el Dr. Athié.
Cabazitaxel es una opción quimioterapéutica que se utiliza como segunda o tercera línea de tratamiento, por ejemplo, en aquellos pacientes con cáncer de próstata resistente a la castración metastásico (CPRCm) que sigue progresando. “Es un tratamiento que sigue brindando buenas tasas de respuesta”, afirma Athié.
En materia de CaP, hay dos aspectos relevantes que el paciente puede modificar. Por un lado, adoptar un estilo de vida saludable con buena alimentación y ejercicio, lo cual reducirá el riesgo de desarrollar un cáncer agresivo; por el otro lado, una vez que existe un diagnóstico, es importante mantener adherencia al tratamiento para reducir la tasa de mortalidad y mantener una vida productiva por más tiempo.