Luchemos contra el síndrome Nini

Como sociedad sabemos que el futuro de nuestro mundo está en el potencial de nuestros jóvenes. La educación es un esfuerzo que requiere de la participación de todos, sin embargo, la escuela sigue persistiendo como una de las instituciones más importantes en forjar el futuro de las nuevas generaciones.

En un estudio publicado el en noviembre de 2015 llamado “El Panorama de la Educación 2015” se concluyó que alrededor del 25% del total de la población entre 15 y 19 años de edad en México es nini (ni trabaja, ni estudia). Un informe del Banco Mundial atribuye este fenómeno en nuestro país a la deserción escolar y el empleo precario, situaciones que tienen un trasfondo más complicado.

La adolescencia es una etapa que muchos padres y maestros temen enfrentar, puesto que se caracteriza por estar llena de conflictos y rebeldía por parte de los jóvenes. Durante esos años, los niños en vías de convertirse en adultos experimentan baja autoestima, inseguridad y desorientación vocacional; suelen tener crisis emocionales, relaciones conflictivas, se muestran rebeldes con sus autoridades, y en muchos casos su falta de orientación les hace perder mucho tiempo valioso siendo improductivos y ociosos.

La inseguridad tiene su origen en una falta de visión para su vida. No están seguros de su identidad ni de su participación en el mundo. Por otro lado, la rebeldía por lo general surge de la falta de confianza por parte de sus autoridades. Se espera que ya no se comporten como niños, pero no se les da la libertad para asumir más responsabilidades y sobre todo, no se les muestra la confianza de que podrán hacerlo bien.

En realidad, el periodo entre la infancia y la edad adulta es una etapa de mucha energía en la que pueden gestarse muchos proyectos y planes. ¡La adolescencia tiene el potencial de ser una etapa muy productiva!  Es el momento ideal en el que una persona puede descubrir lo que quiere hacer y comenzar a construir un proyecto de vida sin limitaciones de tiempo o de obligaciones.

Fernando Rosales Collignon (fundador y director de SEA), quien ha mostrado interés en los problemas de actitud de los jóvenes en el sector escolar, afirma que “los adolescentes pueden ser personas llenas de motivación y entusiasmo si sabemos cómo canalizar toda su energía. La tarea debe hacerse en conjunto, ya que los maestros juegan un papel importante en esta etapa, pues pasan muchas horas al día cerca de ellos, siendo un agente de cambio fuerte y partícipes de su construcción de visión y sentido de la vida. Tres son los elementos clave para detonar el potencial de los adolescentes”:

  • Conexión: Acercarse a ellos para conocerlos más, para escuchar sus preguntas y contestarlas con sinceridad y apertura.
  • Libertad: Darles libertad animándolos a que asuman más responsabilidades y mostrándoles confianza en que serán capaces de llevarlas a cabo apropiadamente.
  • Interés: Mostrar interés en sus sueños pidiéndoles que les platiquen acerca de sus intereses, de sus metas y escuchando atentamente, sin juzgarlos.

Cuando un joven está seguro de su identidad y del rumbo de su vida, es difícil que atraviese por estados de apatía o rebelión. Por el contrario, es un joven lleno de iniciativa y entusiasmo que aprovecha todo su tiempo disponible para estudiar, para prepararse y para adquirir recursos que le serán útiles en su proyecto de vida.

Los jóvenes de hoy necesitan respuestas claras sobre sí mismos y sobre el mundo que los rodea. Un joven que descubre su verdadera identidad a tiempo, sin duda cambiará su actitud y su vida para siempre.

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