Voluntad anticipada, una realidad creciente
- Escrito por Redacción
- Publicado en Bienestar 24 horas
- 0 comentarios
En la Ciudad de México inició este miércoles la campaña “Marzo, mes de la voluntad anticipada”, con la que se otorgarán descuentos a los adultos mayores que se adhieran a ese programa, quienes ya no pagarán mil 200 pesos, sino 400.
La presidenta del Colegio de Notarios del Distrito Federal, Sara Cuevas Villalobos, subrayó que en la capital del país esa ley tutela la voluntad de alguien de no someterse a tratamiento o procedimientos médicos que prolonguen de manera innecesaria la vida, cuando sea imposible mantenerla de manera natural.
De esa manera, dijo, se protege la dignidad de la persona y se evita el desgaste y el sufrimiento del enfermo y sus familiares, además de gastos médicos excesivos e innecesarios.
En tanto, el subsecretario de Servicios Médicos del gobierno capitalino, Román Rosales Avilés, mencionó que en los ocho años de operación de ese programa se han formalizado ante notario público unos cinco mil 200 casos, cuando la persona está en uso de facultades.
Detalló que otras mil 200 han tramitado esa decisión en los hospitales, cuando el paciente está en etapa terminal y no está en condiciones de expresar su voluntad, pero su familia o su representante legal se acogen a la ley para pedir que no se apliquen procedimientos médicos que prolonguen la vida de manera innecesaria.
El funcionario explicó que de acuerdo con estadísticas quienes se acogen más a ese beneficio son las personas del sexo femenino, y si se considera por grupos de edad la mayoría son adultos mayores.
Rosales Avilés detalló que entre 65 y 70 por ciento de las personas que se han acogido a esa ley son adultos de más de 60 años de edad.
En ese rango se encuentran quienes tienen una enfermedad crónica degenerativa y quienes pueden tener una o más complicaciones o enfermedades y ya conocen cual puede ser su expectativa de vida.
“Entonces dicen: yo ya no quiero que me hagan un procedimiento no necesario que me va a prolongar la vida dos, tres o cinco días. Prefiero estar en mi casa, rodeado de mi familia, de mis seres queridos”, es decir deshospitalizar la muerte, relató.