Esquizofrenia, tómalo en serio
- Escrito por Redacción
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Entre un 25% y 50% de las personas con un diagnóstico de esquizofrenia afirman que no se sienten satisfechas con la medicación que toman habitualmente.
Un equipo del grupo de investigación Care and Preparedness in the Network Society, del Internet Interdisciplinary Institute de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), y de la Universitat Rovira I Virgili (URV) ha creado una guía dirigida a personas que han vivido experiencias de sufrimiento mental y han recibido y utilizado psicofármacos como medida terapéutica.
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La guía incluye también la voz de cuidadores, familiares y profesionales de la salud, ya que busca facilitar un espacio de reflexión y diálogo acerca del papel que la medicación psiquiátrica tiene en la vida de las personas y quiere reivindicar el lugar de los pacientes como coprotagonistas en los procesos de atención.
“En pocas ocasiones se tiene en consideración lo que manifiestan los pacientes. En este sentido, cuando hablamos de ser coprotagonistas, nos referimos a la necesidad de que las personas tratadas recuperen el poder de decisión sobre sus propios tratamientos. La práctica clínica debe transformarse hacia una cultura del diálogo y la construcción conjunta.
“Esto supone aceptar que en ningún caso es justificable intervenir sin el consentimiento de las personas afectadas. En síntesis, no se debe trabajar sobre las personas, sino para, con y junto a ellas”, dijo Asunción Pié, profesora de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC y, junto con Mercedes Serrano y Ángel Martínez (URV), coordinadora de la guía.
Hay que tener en cuenta que, los efectos secundarios y los riesgos para la salud (aumento de peso, riesgo de síndrome metabólico, etc.), así como los significados sociales asociados a este tipo de fármacos, son factores que dificultan la alianza terapéutica.
Adicionalmente, algunas investigaciones apuntan a que la prescripción de dosis altas de medicación antipsicótica se asocia a la presencia de más efectos secundarios, que dificultan la adherencia al tratamiento y que, en consecuencia, favorecen la aparición de más crisis, ingresos hospitalarios y un efecto negativo en la satisfacción de los usuarios. La guía es una respuesta a esta problemática.
Ángel Martínez, coautor de la guía y catedrático de la URV, incide en la misma dirección y apunta que se trata de evitar el proceso conocido como revolving door, o puerta giratoria, que lleva a que muchos usuarios tengan itinerarios con varios ingresos consecutivos como consecuencia de la insatisfacción con los tratamientos y la previsible discontinuación de estos tratamientos.
Para ello, hay que pensar en modelos de atención que primen la gestión colaborativa de los tratamientos, pensando en que el objetivo no es solo crear servicios y atención de calidad, sino también mejorar la calidad de vida de los usuarios. Así pues, es importante atender a sus demandas y ofrecerles un papel protagonista en la toma de decisiones sobre su salud. La guía es una herramienta para potenciar la autonomía de los usuarios.