El sueño de la paternidad

Se considera infertilidad, cuando una pareja no puede embarazarse después de 1 año de relaciones sexuales sin protección. Afecta alrededor del 20% de las parejas, y puede aumentar en función de la edad a la cual se desea conseguir el embarazo.

De acuerdo a datos del INEGI (2015), en México el 70% de los embarazos se dieron en mujeres de 20 a 34 años, 15% en mujeres de 35 a 39 años, y 1.4% ocurre en el grupo de 40 a 45 años. Se puede observar que las mujeres de 35 a 45 años presentan alguna limitación para conseguir el embarazo.

Cada vez más mujeres se incorporan al mercado laboral, buscando su desarrollo profesional, lo que contribuye a la postergación de la maternidad de manera voluntaria. Cuando han conseguido una estabilidad en su estilo de vida, habitualmente alrededor de los 35 años, suelen buscar el embarazo.

Aunque la mujer sigue siendo joven, la cronología de sus ovarios es distinta, por lo que a partir de esta edad, cada año la calidad de sus óvulos disminuye drásticamente hasta que es prácticamente imposible lograr el embarazo de manera espontánea.

Conforme la mujer se acerca a los 40, se incrementa la posibilidad de tener un embarazo con alteraciones en los cromosomas, por lo que hay riesgo de abortos espontáneos o de nacimientos con algún síndrome como Turner, Patau o Down.

Afortunadamente, la ciencia y tecnología nos han provisto de tratamientos novedosos de reproducción asistida. En la actualidad, es posible tratar cualquier tipo de infertilidad y alcanzar porcentajes de embarazo de más del 60% cuando existe un problema de infertilidad general.

La posibilidad de embarazo en un encuentro sexual no protegido en una pareja fértil en la mejor edad reproductiva, es de solo un 25%, por lo que si agregamos la infertilidad a la ecuación, esta cifra puede llegar al 2 o 3% de probabilidad de alcanzar un embarazo espontáneo.

Actualmente, el 90% de las parejas que se someten a un tratamiento de reproducción asistida alcanzan el embarazo en menos de tres intentos. De esta manera, las técnicas que incorpora esta tecnología permiten microinyectar un óvulo aún cuando el espermatozoide sea deficiente o haya muy pocos espermatozoides en la muestra, así como conocer el sexo del bebé y detectar la normalidad de los embriones.

Los pacientes pueden contar con esta información antes de seleccionar el embrión a transferir, lo que aumenta la posibilidad de llevar un embarazo a término limitando el riesgo de aborto.

La vitrificación es otra técnica que nos permite crío preservar las células germinales y congelar embriones hasta que se decida continuar con el proceso de embarazo, sin importar la edad a la que lo hagan, ya que los óvulos continúan con la calidad y cronología con la que fueron congelados.

El tiempo es uno de los factores que más afecta a las parejas que padecen infertilidad, por lo que es muy necesario que las mujeres lo tomen en cuenta al iniciar los 30 años.

Existen otros factores que contribuyen a la infertilidad: 40% de ellos se asocian a la mujer, 40% se asocian al hombre, 10% a ambos y un 10% a factores desconocidos.

Dentro de las causas más comunes de infertilidad, se encuentran los ciclos menstruales irregulares, el ovario poliquístico, endometriosis, trompas ocluidas, miomas, edad, azoospermia, espermatozoides con el ADN fragmentado, causas inmonológicas, entre otras.

Es importante mencionar que la edad reproductiva afecta principalmente a la mujer, ya que la producción y desgaste en las células germinales se rigen de manera distinta en el hombre y en la mujer.

En las clínicas de reproducción asistida, se encuentran especialistas con la tecnología e infraestructura necesaria para tratar cualquier tipo de infertilidad con una tasa de éxito muy alta, para ello, es necesario acudir en las etapas más tempranas de la infertilidad y recurrir a médicos especialistas en reproducción, de lo contrario, se corre el riesgo de perder el factor más favorable que se tiene, la edad.

Biól. Edgar Mauricio González Tovar
Director De Laboratorio De Fertilización In Vitro-Cefam