Alzheimer, cuestión de tiempo
- Escrito por Redacción
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La insuficiencia en niveles de oxígeno en los tejidos causados por un flujo sanguíneo alterado (hipoxia), puede favorecer el desarrollo de la enfermedad del Alzheimer debido a que el cerebro es especialmente vulnerable a los efectos de una deficiente irrigación de sangre, advirtió el Dr. Néstor Gálvez Jiménez.
El presidente del departamento de neurología de Cleveland Clinic Florida comentó que de acuerdo a estimaciones del Instituto Nacional de Geriatría, el Alzheimer afecta en México a aproximadamente 800 mil adultos, cifra que ya representa una alerta nacional. En Estados Unidos, dijo, esta enfermedad afecta a más de 5 millones y es probable que esa cifra se triplique para el 2050.
Un estudio del Consejo Nacional de Población (CONAPO) sobre la proyección de esperanza de vida de los mexicanos, muestra para la Ciudad de México un promedio de 77 y 78 años, para los años 2020 y 2030 respectivamente. Si se considera que la prevalencia de la demencia crece exponencialmente entre los 65 y 80 años, el Alzheimer plantea un importante desafío para la salud pública en México.
El especialista destacó que la salud del cerebro está muy ligada a la salud del cuerpo, particularmente a la del corazón. Por ejemplo, el colesterol alto, la presión arterial alta y la obesidad conllevan un mayor riesgo de deterioro cognitivo. Los mecanismos que mantienen el flujo de sangre rica en oxígeno a través de su cuerpo juegan un papel clave en el mantenimiento de un cerebro saludable.
“Hay una estrecha asociación entre la salud vascular y la salud cognitiva. Mantener una buena salud vascular ayudará a la gente a envejecer con vitalidad cognitiva”, expuso.
El Alzheimer es un trastorno progresivo que deteriora la función cognitiva de las personas y a medida que la población mundial crece y tiene mayores expectativas de vida, esta enfermedad se extiende cada vez más.
Actualmente es la sexta causa de muerte prácticamente en todo el continente y está aumentando constantemente en el ranking. Además, esta enfermedad es la principal causa de demencia y representa aproximadamente el 65% de toda la demencia en todo el mundo.
De acuerdo con el Dr. Gálvez, las enfermedades neurodegenerativas, como el Alzheimer, generan alteraciones de la conciencia como afectación de la memoria reciente (pérdida del conocimiento de acontecimientos que hayan sucedido en un periodo de tiempo cercano y que no puedan recordarse adecuadamente o que no puedan otorgándoseles “pistas” para reconocerlos e identificarlos a través de la memoria), y dificultad en la orientación.
Asimismo, alteraciones en la capacidad de aprendizaje (no poder aprender cosas nuevas, como tocar un instrumento o aprender a usar un aparato nuevo, videograbadoras, teléfonos o la computadora) y pérdida en las capacidades de cálculo (no poder calcular numéricamente cuánto dinero necesita para hacer las compras en el mercado).
Además, estos cambios pueden acompañarse de modificaciones en el estado de ánimo como tristeza profunda, agresividad, desinhibición o euforia inexplicable.
Diagnóstico tardío, el enemigo a vencer
Los especialistas de Cleveland Clinic Florida destacaron que en promedio, el Alzheimer sigue un ciclo de 14 años desde el inicio de los primeros síntomas hasta la muerte. En promedio la enfermedad es diagnosticada en los años 8-10 de ese curso de evolución. Para evitar diversas lesiones irreparables en el cerebro, es importante acudir al médico especialista periódicamente a partir de los 60 años de edad.
Para el Dr. Gálvez hay muchos factores que contribuyen a que la enfermedad sea detectada tarde, pero la mayoría de ellos se pueden reducir a través de la conciencia e información pública.
Algunos pacientes se resisten a la atención médica en las primeras etapas porque asumen que la pérdida de memoria es parte normal del envejecimiento, temen una etiqueta estigmatizadora o porque están mal informados para creer que la enfermedad de Alzheimer no puede tratarse, comenta.
“La detección tardía del Alzheimer tiene muchas consecuencias negativas. Por ejemplo, una de las razones por las cuales los tratamientos actuales a menudo se consideran ineficaces es porque se prescriben rutinariamente para pacientes con patología en etapa terminal que ya tienen daño cerebral masivo.
“Con una intervención más temprana, el tratamiento puede administrarse a pacientes con cerebros más sanos, muchos de los cuales responderán más vigorosamente a la terapia recomendada”, afirmó el especialista de Cleveland Clinic Florida.
Si bien hoy en día no tenemos cura para el Alzheimer, existen tratamientos eficaces basados en una buena dieta, ejercicio físico, compromiso social y ciertos medicamentos, muchos pacientes (especialmente aquellos detectados en una etapa temprana) pueden alterar significativamente el curso del Alzheimer y preservar su calidad de vida.
Existen factores de riesgo bien identificados para la enfermedad de Alzheimer que podemos administrar. Estos incluyen diabetes, lesiones en la cabeza, fumar, mala alimentación, letargo y aislamiento.
Con una mayor conciencia de estos hechos, podemos orientar esfuerzos informativos a fin de que los diabéticos tengan más cuidado para controlar su nivel de azúcar en sangre, utilizar equipos adecuados para actividades recreativas que pueden causar trauma en la cabeza, reducir el consumo de tabaco, comer más frutas y verduras y redoblar esfuerzos para ejercitarse regularmente.