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Bienestar, una solución es comer fibra

La Organización Mundial de la Salud (OMS) detalla que un adulto necesita consumir al menos 25 gramos (g) de fibra al día, sin embargo, en promedio, los mexicanos ingieren entre 16 y 18 g diariamente, es decir, entre 9% y 7% debajo de lo que requiere una dieta correcta.

De acuerdo con una encuesta* realizada por Tate & Lyle, el 73% de los mexicanos considera realizar una reducción de azúcar e incrementar su consumo de fibra por considerarla “importante”.

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Las fibras dietéticas son carbohidratos resistentes a las enzimas digestivas humanas. Pasan por el estómago y el intestino delgado llegando al intestino grueso sin someterse a digestión, esto significa que tienen un valor calórico bajo, su impacto en la glucosa en sangre es insignificante, ayudan a prolongar la sensación de saciedad y a la salud intestinal.

“Con efectos positivos en el control de peso y la salud intestinal, las fibras están presentes en alimentos naturales y procesados. Mantener la ingesta recomendada ayuda a controlar el peso corporal y los niveles de colesterol, glucosa e insulina en sangre, esto coopera para controlar y reducir el riesgo de desarrollar enfermedades como diabetes y problemas cardiovasculares.

Además, son conocidas por su beneficio para la función intestinal regular. Investigaciones recientes indican que algunas fibras pueden ayudar al sistema inmunológico a funcionar correctamente”, declaró Renata Cassar, nutrióloga de Tate & Lyle.

Las frutas, verduras, granos, legumbres (como los frijoles) y cereales (como el arroz integral) son las fuentes más comunes de fibra; no obstante, hay más alimentos que la contienen. Un análisis rápido de las etiquetas de los productos disponibles en el supermercado puede abrir una gama de nuevas opciones ricas en fibra.

“La industria alimentaria ofrece varias opciones de productos con fibras añadidas, como bebidas, yogures y artículos de panadería, así que, para hacer una elección consciente, conviene consultar la etiqueta”, añadió Cassar.

De acuerdo con la especialista, la información relativa a las fibras está disponible en la lista de ingredientes, en la tabla nutricional y en la cara principal de la etiqueta, donde están a la vista frases como “fuente de fibra” o “rico en fibra”.

En la lista de ingredientes, las fibras pueden aparecer con nombres técnicos, como polidextrosa, maltodextrina resistente, almidón de maíz resistente, inulina, pectina, betaglucanos y otros, pero todas ellas son fibras dietéticas como las que se encuentran en las verduras, las frutas y los granos.

“Siempre es válido buscar los nombres en la lista de ingredientes para entender lo que se está consumiendo. Por ejemplo, la polidextrosa es una fibra dietética, pero muchas personas, debido a que no conocen el nombre técnico de esta fibra, piensan que es algún tipo de azúcar.

Otro ejemplo es la maltodextrina resistente, que es una fibra soluble obtenida del maíz. Debido a esta desinformación, es muy importante conocer los ingredientes”, aseveró.

Por tal motivo, resulta fundamental consultar la tabla nutricional para tomar decisiones conscientes a la hora de comprar alimentos, ya que detalla la cantidad de fibra dietética en gramos por porción y el porcentaje que esta cantidad representa en el valor diario que necesita un adulto sano.

De acuerdo con las NOM-086, los productos adicionados de fibra son aquellos en los que el contenido de fibra es igual o mayor de 2,5 g/porción en relación con el contenido del alimento original o de su similar. Por su parte CODEX (CAC/GL 23-1997) señala que 3g/100g es un contenido básico de fibra, mientras que 6g/100g es un contenido alto de fibra.

Otra recomendación que proporciona la experta es diversificar el menú, es decir, no sólo incluir en la dieta alimentos que contengan fibra por sí mismos, sino también, alimentos y bebidas que contengan fibra añadida, los cuales ayudan a conseguir la ingesta recomendada diaria, aportando beneficios que impactan positivamente en la salud.

Modificado por última vez enSábado, 28 Noviembre 2020 12:51
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