Eventos climáticos comprometen la seguridad alimentaria
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Santiago de Chile. Los patrones cambiantes de la variabilidad del clima y los eventos extremos están impactando negativamente todas las dimensiones de la seguridad alimentaria y reforzando otras causas subyacentes de la malnutrición en todas sus formas en América Latina y el Caribe, advierte el Panorama de Seguridad Alimentaria y la Nutrición 2024.
El informe, publicado hoy, afirma que América Latina y el Caribe se ubica como la segunda región del mundo más expuesta a eventos climáticos extremos después de Asia.
El documento revela que el hambre afectó a 41 millones de personas en la región durante 2023. Esto representa una disminución de 2.9 millones de personas respecto a 2022 y de 4.3 millones de personas respecto a 2021.
Sin embargo, a pesar de los avances regionales, existen disparidades entre subregiones. La prevalencia del hambre ha ido en aumento durante los últimos dos años en el Caribe, alcanzando el 17.2 por ciento, mientras que se ha mantenido relativamente sin cambios en Mesoamérica, en el 5.8 por ciento. Ç
En cuanto a la inseguridad alimentaria moderada o grave, la región también demostró avances por segundo año consecutivo, cayendo bajo el promedio mundial por primera vez en 10 años. En total, 187.6 millones de personas en la región experimentaron inseguridad alimentaria, 19.7 millones menos que en 2022 y 37,3 millones menos que en 2021.
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En esta región, al menos 20 países (el 74 por ciento de los países analizados) enfrentan una alta frecuencia de tales eventos, lo que indica una exposición significativa, y 14 (52 por ciento) se consideran vulnerables porque tienen una mayor probabilidad de tener un impacto en la subalimentación debido a estos fenómenos.
El impacto de los extremos climáticos se ve exacerbado aún más por los persistentes desafíos estructurales: conflictos, desaceleraciones económicas y crisis, así como por factores subyacentes como los altos niveles de desigualdad, la falta de acceso a dietas saludables y su inasequibilidad, y entornos alimentarios poco saludables.
Según el informe, entre 2019 y 2023, la prevalencia de la subalimentación aumentó 1.5 puntos porcentuales en todos los países afectados por la variabilidad climática y los extremos. La situación es peor en aquellos países que experimentan recesiones económicas. Las poblaciones más vulnerables se ven afectadas de manera desproporcionada, porque tienen menos recursos para adaptarse.
El informe destaca la necesidad urgente de acelerar la acción para desarrollar la resiliencia dentro de los sistemas agroalimentarios, que son críticos para el progreso de la región hacia la eliminación del hambre y la malnutrición en todas sus formas. La sostenibilidad a largo plazo de los sistemas agroalimentarios debe ser garantizada, dice el informe.
"La variabilidad del clima y los eventos extremos son una amenaza para la estabilidad de la seguridad alimentaria y la nutrición” y agregó: “la importancia de implementar una respuesta integral, basada en políticas y acciones diseñadas para fortalecer la capacidad de los sistemas agroalimentarios. Esta resiliencia permite anticipar, prevenir, absorber, adaptar y transformar, de manera positiva, eficiente y eficaz frente a diversos riesgos, incluyendo los desafíos asociados al cambio climático y los eventos extremos”, dijo Mario Lubetkin, subdirector General y Representante Regional de la FAO para América Latina y el Caribe.
Malnutrición
En cuanto a la malnutrición, el reporte informa que el retraso en el crecimiento afectó al 22.3 por ciento de los niños menores de cinco años en el mundo en 2022. En América Latina y el Caribe, la prevalencia se estimó en 11.5 por ciento, significativamente por debajo del promedio mundial. Si bien la región ha experimentado reducciones notables desde principios del milenio, el progreso se ha desacelerado en los últimos años.
"En América Latina y el Caribe, uno de cada diez niños y niñas menores de cinco años vive con desnutrición crónica. La desnutrición y el sobrepeso coexisten en la región, exacerbados por la alta exposición y vulnerabilidad climática en las comunidades más vulnerables. Esta doble carga de la malnutrición amenaza diariamente el desarrollo pleno de la infancia", afirmó Karin Hulshof, directora Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.
En 2022, el 5.6 por ciento de los niños menores de cinco años a nivel global estaban afectados por sobrepeso, mientras que en América Latina y el Caribe la prevalencia alcanzó el 8.6 por ciento, es decir, 3.0 puntos porcentuales por encima de la estimación global. Esta prevalencia regional también ha crecido más rápido que la tasa global, aumentando 1.2 puntos porcentuales entre 2012 y 2022, en comparación con solo 0.1 puntos porcentuales en todo el mundo.
Dentro de la región, las tendencias varían significativamente, con América del Sur impulsando en gran medida el aumento, mientras que Mesoamérica y el Caribe han mostrado una mayor estabilidad en los últimos años.
El informe también identifica la falta de acceso económico a dietas saludables como una cuestión crítica. En 2022, 182.9 millones de personas en América Latina y el Caribe no podían permitirse acceder a ellas. Esto marca una mejora de 2.4 puntos porcentuales en comparación con 2021, lo que significa que 14.3 millones de personas más pueden permitirse una dieta saludable.
“El sobrepeso y la obesidad son un creciente desafío en la región y un factor de riesgo clave para las enfermedades no transmisibles. Una dieta saludable es la base para la salud, el bienestar, el crecimiento óptimo y el desarrollo.
“La OPS posiciona la salud como piedra angular para la transformación de sistemas alimentarios, promoviendo políticas fiscales, incluyendo impuestos, políticas públicas de compra de alimentos saludables, la regulación de la publicidad, incluidos los sucedáneos de la leche materna; la inocuidad de los alimentos, la reformulación de productos alimentarios y el etiquetado frontal”, expuso Jarbas Barbosa, director de la Organización Panamericana de la Salud.