Cerebro de mujeres y hombres: igual por estrés

Los cerebros de hombres y de mujeres son idénticos en funcionamiento, poseen características femeninas y masculinas por lo que cuando trabajan bajo estrés pueden tomar características de ambos, señaló el perito forense Ismael González Hernández.

En la conferencia ‘Sexo y cerebro’, que el especialista impartió en el Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) como parte de las actividades de la Semana del Cerebro Jalisco 2016, afirmó que “la actividad neuronal es de hombre y mujer”.

Por lo tanto, continuó, es común que los varones tengan características relacionadas con las mujeres como emotividad y que el sexo femenino tenga características achacadas al masculino.

Refirió que científicos de Israel, Alemania y Suiza compararon la anatomía de mil 400 cerebros de hombres y mujeres para comprobar si había un cerebro masculino y otro femenino.

“Encontraron diferencias significativas en la estructura fisioanatómica, pero no repercuten en el trabajo cerebral, lo que importa es la comunicación de las neuronas, y ésta es igual en ellos y ellas”, afirmó el perito forense.

En este contexto, aclaró que a las personas las distingue el género: “si son hombres se deben comportar de una manera y si son mujeres su comportamiento es otro”.

Comentó que en el siglo XIX se creía que la capacidad del cerebro de las mujeres estaba en relación con su tamaño, “que es más pequeño que el de los hombres, por lo tanto, ellas sólo tenían ciertas habilidades y capacidades”.

Incluso, algunos científicos se atrevieron a afirmar que ellas no tenían capacidades para estudiar, lo máximo a lo que podían llegar era a nivel medio superior, porque su cerebro no daba para más, y algunos afirmaban que ya a esos niveles las mujeres se esforzaban demasiado.

En cambio, el cerebro de los hombres tenía las capacidades de las mujeres más algunas adicionales.

Posteriormente, en el siglo XX surgió una teoría que señalaba que el cerebro femenino tenía un centro de emociones y uno de comunicación, de ahí que las mujeres fueran tan emotivas y hábiles para la comunicación.

González Hernández agregó que también se creía que el cerebro masculino tenía un centro para la agresión y por eso se justificaba esa actitud en los hombres, “no era porque nosotros quisiéramos asumir ese comportamiento, era porque la naturaleza nos había hecho agresivos”.

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